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«Las emociones son ese motor que nos impulsa a vivir en constante interacción con nosotros mismos y con los demás»
Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla» (Wenger, Jones y Jones, 1962, pg. 3, citado por Montañés, M. C, 2005).
Antes de hablar sobre las emociones vamos a imaginarnos una cuerda ubicada sobre la mesa de forma horizontal, pensemos que esta cuerda es una representación de aquellos momentos de nuestra vida donde no se evidencian mayores variaciones ni altibajos. Ahora imaginemos que está cuerda empieza a generar ondulaciones, algunas hacia arriba y otras hacia abajo; ejemplificando los cambios tanto favorables como desfavorables que hemos afrontado, pero, dónde se pueden desencadenar las emociones, cuando la cuerda está en la línea horizontal o en las ondulaciones, pues bien, las emociones se evidencian cuando se irrumpe en esa estabilidad, es decir, que se desencadenan en las ondulaciones, dado que las emociones son estados transitorios producto de alguna variación sea interna o externa, por el contrario, cuándo nuestra vida está en “línea horizontal y sin muchas modificaciones” le llamamos -estado de ánimo, dado que perdura o permanece en el tiempo y solo es perturbado por aquellas situaciones que rompen con la rutina.

Dentro de las emociones se encuentran dos clasificaciones, por un lado, están las emociones primarias, las mismas tienen esta connotación dado que son compartidas por otros mamíferos como los perros y chimpancés pues son respuestas automáticas que no requieren de la cognición para su consecución, las cuales son: alegría, tristeza, ira, miedo, asco y sorpresa, por otro lado, encontramos las emociones secundarias, tiene como característica que son exclusivas del ser humano al involucrar la reflexión y las creencias personales, entre ellas encontramos la ansiedad, la euforia, la decepción el remordimiento entre otras.

Por ende, Las emociones no son otra cosa que la reacción psicofisiológica que se genera antes los cambios agradables o desagradables. Mora (2012) define las emociones como ese motor que nos impulsa a vivir en constante interacción con nosotros mismos y con los demás, teniendo como utilidad el defendernos de los eventos dañinos o acercános a los benéficos, favoreciendo la adaptación y la flexibilidad al cambio. En consecuencia, el atender a las emociones se vuelve fundamental no solo porque es adaptativo, también nos envía alertas sobre situaciones que son desfavorables, las cuales, de no prestarles atención pueden aparecer años posteriores como ocurre en un duelo tardío, que al no permitirse elaborar la pérdida en el momento que se genera, esta se empieza a acumular hasta que el dolor busca la forma de abrirse paso volviéndose incontenible, similar ocurre con otras emociones como la ansiedad, la depresión entre otras, pues las mismas se asemejan con la necesidad de ir al baño, inicialmente podemos apaciguar la sensación pero si no la atendemos puede tornarse más intensa y agobiante al punto de obligarnos a atender a ella.

Por lo tanto, la invitación es a aceptar las emociones y entender la situación que la genera, dado que las mismas nos brindan mayor comprensión de nuestras sensaciones, pensamientos y conductas, permitiéndonos ser más empáticos no solo con nosotros mismos también con los otros, involucrando en este último aspecto a nuestros hijos, los cuales aprenderán de nosotros cómo responder emocionalmente a las situaciones que pone a nuestra vida en ondulación.

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